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Quién me mandó venir aquí

Camacho también se va

Ante la honda preocupación de cuarenta millones de españoles e incontables aficionados del resto del mundo dada la grave situación del Real España y la fulminante dimisión de su entrenador "qué macho" Camacho, un servidor, tratando de responder a las motivaciones y deseos del buen pueblo español, entre el cual se cuentan la mayoría de mis lectores, no ha podido menos que hacerse eco de la noticia. Pero es que, quizá bajo la obnubilación que provoca la fulgurante constelación intergaláctica que conforman los jugadores de tan gran equipo (sobre todo si les miras a las cadenas de oro), los medios nacionales e internacionales han olvidado una noticia de, si cabe, mayor importancia. Y es que yo también me voy. Pues sí señores (y señoras más todavía), pese a la alegría que me invade dada mi condición de 1º: Culé al ver al Real Régimen hundirse en la mierda, 2º: Un poco rojillo al ver a esa panda de pijos ser humillados sin compasión, y 3º: De español y por ende desmesuradamente viril al ver a ese coro de metrosexuales cagarla un partido tras otro, no puedo menos que verme obligado a confirmar tan terrible noticia. Por otra parte, y seguramente debido a algo que tiene Normandía, es más que porbable que me vea obligado a retrasar mi partida. Pero no os hagais ilusiones, me iré de todas maneras, aunque dos días después de lo previsto. Que sepais que el Día D también iba a ser un poquito antes, y salió bien.
Por tanto el reloj sigue en marcha, pese a los incontables obstáculos burocráticos que se resumen en: Dese prisa en hacer sus gestiones; No estamos disponibles todavía; Aún no le podemos informar; Ya le informaremos, mándeme dinero; Le ignoramos y nos suda nuestros gabachos cojones; Anda, si nos hemos acordado de usted; Jódase que le cambiamos todos los planes; Por qué no se dió usted más prisa para hacer esto.
En fin, que espero que mañana las editoriales de los principales periódicos y los directores de los principales informativos corrijan su error e informen debidamente de lo único que importa a los españoles más que el Madrid, que Miguel, como Camacho, también se va.

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