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Quién me mandó venir aquí

Crónicas Ruanesas

Me da pereza escribir sobre mi estancia aquí. En primer lugar porque me resulta tan cotidiano que no termino de verle el interés. En segundo lugar porque nadie pondrá su comentario, lo cual hace esto (el blog), más aburrido. En tercer y último lugar porque no creo estar lo suficientemente inspirado para contar algo que merezca la pena. Y en cuarto y más que último lugar porque ya os cuento casi todo por mail.

En realidad últimamente me da pereza todo, este clima es matador. De hecho después de 2 meses aquí comprendo las caras largas de los franceses y las angustias de los exintecialistas. Normal por otra parte en un país tan aburrido donde los bares cierran sin excepción a las 2.
El extranjero, en el caso de Europa, tiene un doble componente que lo hace especialmente extraño. Por un lado encuentras costumbres nuevas, y gente que en tu pais sería como mínimo excéntrica, pero que aquí es la norma. Por otro lado todo es más de lo mismo. De hecho esas tesis de los antieuropeístas de las diferencias entre un español y un finlandés se van al traste cuando español encuentra finlandesa. En conclusión, nuestras diferencias son superficiales pero el fondo es el mismo, y la cultura también. Es justo lo contrario de lo que pensaba antes de venir.
Otra cosa es el clima, que como veis me obsesiona. Hace un frío de cojones. Si esto lo emzclas adecuadamente con una dosis de administración incompetente y con un chorrito de interminables colas para la más mínima estupidez, obtienes como resultado un humor de perros 12 de las 24 horas del día. Por lo demás la gente es realmente civilazada en determinados aspectos, impresionantemente educada en otros, y todo lo contrario en otros, pero supongo que son esas diferencias superficiales de las que hablo. Los franceses, o los normandos, en general parecen tener un gran deseo de agradar y una absoluta falta de empatía. Eso es lo que les pierde. Otro fascinante asunto es el idioma. Por un lado está la sensación de ser imbécil cuando hablas en una lengua que no es la tuya, y que no dominas bien. Por otro lado está la sensación de ser más imbécil cuando no te enteras y te tienen que repetir las cosas como si deveras fueses imbécil (despacio y con conceptos sencillos). Y por otro lado está ese maravilloso fenómeno de los dialectos, acentos etc que hace que los normandos hablen como si tuviesen una patata en la boca. Aunque más difícil es entender el acento sueco.
En definitva, que como siempre esto no le habrá servido a nadie para hacerse una idea de cómo es Rouen, es además bastante poco interasante y etc, etc os podeis imaginar un rosario de quejas y autocríticas. Hasta la próxima.

3 comentarios

Olga -

¬_¬ Los paparazzi estamos tratando de que el concepto "periodista" no se relacione con nuestra profesión. No nos jutamos con esa mugre...

Miguel -

De acuerdo, la próxima vez echaré más carnaza. De hecho te voy a proponer una práctica periodística: Podemos montar una especie de Tómbola.com en la que varios me empeceis a hacer preguntas sobre mi vida privada y esas cosas. Evidentemente tienes que incluir a alguien que de vez en cuando te diga -Que te caaaleeees olgaaa- por poner un ejemplo, y cosas similares.

Olga -

Queremos detalles, queremos esas anécdotas superficiales. Si no no me hago a la idea realmente de lo que cuentas.