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Quién me mandó venir aquí

Decadencia y... ¿belleza?

Amo los mundos decadentes. Además de ser productos de sórdidos tiempos en los que cunde el desamparo son también toda una constelación de experiencias, ideas y fenómenos tremendamente interesantes. Además, siempre están idisolublemente ligados a mundos nacientes. Realmente me atrevería a decir que estos mundos decadentes no son sino la tierra de nadie entre el tiempo viejo que muere y el tiempo nuevo que nace, una lucha entre titanes de lo que ya no puede ser y de lo que desea ser. Días como esos son el semillero idóneo de altas creaciones, sobre todo en lo que respecta a eso que tendemos a olvidar cada vez que repasamos la biografía humana, la manifestación más cierta y más inaprehensible del ser humano. Eso que queda oculto tras la historia como ya dije en otra ocasion. Bellos tiempos de poesía. no necesariamente de poetas, sino de explosión de sentimientosen medio de la tremenda contradicción que supone el choque de dos épocas. Cuando la Edad Media agonizaba y la Edad Moderna comenzaba a asentarse surgieron cosas tan onteresantes como "La fabulosa historia del doctor Fausto" en la alemania del siglo XV o el movimiento "Ranter" en la primera Revolución Inglesa. Aquellos delirantes hombres y mujeres de dos mundos, ese mismo mundo en el que el propio Newton al tiempo que formulaba la ley de la gravitación universal escribía tratados sobre la más supersticiosa astrología. Mundos decadentes y mundos nacientes concretados en luchas; paganismo contra cristianismo, feudalismo contra liberalismo, nomadismo contra sedentarismo (todo ello simplificando de manera extrema, lo sé). Mundos decadentes como en el que creo vivir, donde los viejos asideros del espíritu humano, esos constructos a los que llamamos ideologías, costumbres, tradiciones...han dejado de ser suficentemente estables, pese a que algunos se aferren a ellos con todas las fuerzas que les quedan,y mientras tanto los nuevos puntos de apoyo no dejan de ser incipientes, pequeños brotes de lo que será un árbol. Todo ello crea gran desasosiego, es la cuasa de un mundo depresivo, sin embargo no deja de ser también la causa de una extraña sensación de esperanza. Como siempre, sólo el tiempo dirá la verdad. O quizá él tampoco. Creo que seguiré dándole vueltas al tema.

PD: Aprovecho la ocasión para agradecer públicamente a ciberpunk y a David de Ugarte (que es quien se ha puesto en contacto conmigo) el haberme incluído como ciberinvitado y haberme dejado un hueco en su portal ciberpunk.net.

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