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Quién me mandó venir aquí

Sobre la guerra...

Es cierto, en la guerra los más valientes, los más osados o los más generosos son siempre los primeros en caer. La guerra arrastra primero a los mejores, la guerra deja entre las ruinas sobreviviendo, temblando, la miseria de los cobardes. La guerra trae tras el mordisco de sus fauces el legado del oprobio.
Ah, ¿y la guerra interior? Esa arrastra lo más valioso del ser hacia la muerte, a hazañas efímeras y glorias que acaban en funeral. Ella deja en el campo bañado de sangre cainita lo mejor de una generación, lo más puro de un individuo. Y una palabra de más, bajo el bombardeo de embriaguez, y una palabra de menos bajo los cañonazos del miedo, y una acción equivocada tras el asalto de la necedad...en la guerra todas las acciones tienen consecuencias y siempre, siempre, después de ellas alguien llora y alguien yace.

2 comentarios

Miguel -

Emmm, ¿dónde hablo de haber destruído o ser destruído por alguien?

Olga -

¿Cómo sabes si tú has destruido alguien o -por el contrario- has sido el destruido?