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Quién me mandó venir aquí

Y todo queda

Terminado el dulce exilio, comenzando el más amargo no-exilio (es todo un decir, sin duda), no veo por qué debería escribir. No veo qué debería decir, ni si lo debería decir, siquieres si tengo algo que decir, terminando, o empezando, ¿qué se debería hacer con esto?...Pues hablar de historia, que es lo que hacemos siempre que nos quedamos sin conversación....

2 comentarios

El anfitrión -

El peligro de las pasiones es que distorsionan los límites, especialmente los suyos propios. Cuando aprendes a mirar el mundo con unos ojos determinados termina por costar cambiar de perpectiva...aunque acabes por dudar de las propias pasiones. Sin ambages, hablar de historia o hablar historias, eso está fuera de mi control...o callar.
Por otra parte, agradezco la visita, pero estoy algo asombrado ¿cómo has llegado hasta aquí? Habría hecho honor a la reciprocidad diplomática, pero no se me ocurría nada decente que comentar en tu blog, que merece una lectura detallada para sacarle toda la matería prima que sospecho guarda.
Un saludo igualmente.

MaM-oNa -

¿Hablar de historia o hablar historias?
Quedo a la escucha para cuando no tengas nada que decir.
Saludos.