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Quién me mandó venir aquí

Europa vuela

La presentación del nuevo avión gigante de Airbus ha tenido un cierto aire romántico que me gusta y me disgusta a un mismo tiempo. Como en los años de la fe ciega en la industria pesada, concebida como represantación del poderío de las naciones (recordad aquella máxima alemana de la I Guerra Mundial, hundir 100.000 toneladas de acero británico)cuatro líderes europeos cantaban a las glorias de la industria de la Unión. Para los que, como a mí, nos habría encantado recorrer el mundo a bordo de un dirigible (de los que no se incediaban) en compañía de una cabaretera parisina en los días de la Belle Époque, este repentino renacer del "industralismo" tiene bonitas reminiscencias. Ese mismo industrialismo que tiene su reflejo en los carteles y la propaganda de época, bellos ejemplos vanguardistas del arte futurista y similares. Pero todo esto no oculta la realidad de rancio nacionalismo que se escondía detrás de estas manifestaciones.
Sin embargo hoy nos ayer ni es mañana, obvio, y esta vez no presidía la presentación del ingenio ni el Kaiser, ni la reina de Inglaterra ni ningún dictadorzuelo corporativista, esta vez la presentación la presidían cuatro altos mandatarios de cuatro potencias europeas. Evindentemente ellos poco han hecho por el avión, porque el consorcio Airbus existe desde bastante antes de que ninguno de ellos ostentase su cargo (alguno por aquel entonces los únicos aviones que conocía eran los de juguete), pero la propaganda es nuevamente la propaganda. Por otro lado la parte interesante del mensaje, que es un rotundo corte de mangas a los EEUU, lo que rápidamente ha encendido a sus voceros locales, Losantos en la versión española, que han criticado desde sus profundos conocimientos de aeronaútica el nuevo portento técnico del Viejo Continente. Y es que el mensaje que recibirá el mundo cuando este avión está muy claro, no es otro que "Atención, una Europa Unida despega". Y como bien dijeron los posafotos, no hay quien la detenga. Ahora sólo nos queda seguir por este camino, quitar de la escena a tanto posafotos como los cuatro de Toulousse y hacer que lo que represente nuestra todavía precaria unión sea eso, la prosperidad y el progreso. Muchos al otro lado del atlántico tiemblan ante semejante idea. Y se hará realidad si los voceros de los que quieren una Europa separada que se mire con rencor no so plantan en la pista de aterrizaje para evitar el despegue. Ahora un servidor se va a emborrachar en compañía de amigos de todo el continente. Amitiées européennes.

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